domingo, 18 de diciembre de 2011

DEMOSTRANDO GRATITUD Y FELICIDAD

Las Navidades son fechas en las que vivimos momentos de felicidad y buenos deseos con nuestros familiares y amigos. Se trata de una festividad en la que se fomentan valores esenciales de convivencia y enseñamos a nuestros hijos la alegría e ilusión de compartir con los demás.
Con la excusa de los regalos y las fiestas nos presentamos al exterior de forma más sociable y alegre. Nos permitimos demostrar más abiertamente nuestro cariño a las personas que nos rodean. Y aprovechamos para saludar a viejas amistades y restablecer lazos familiares, que a veces descuidamos a lo largo del año.
Creo que lo interesante sería que este espíritu navideño nos lleve a la reflexión, a valorar lo que es importante en nuestra vida, y a rescatar el verdadero sentido de las fiestas.
Nuestro mayor deseo es intentar inculcar hábitos positivos y sociables en nuestros hijos, enseñarles el lado más humano de la vida y como en el resto de las áreas, educarles con el ejemplo.
La familia, base de nuestra estructura social, es el ámbito de protección y reflejo en el que nuestros hijos crecen día a día y aprenden su comportamiento. La Navidad es propicia para fortalecer esta estructura social y para ser más respetuosos y solidarios con el prójimo.
A través de los regalos y las atenciones a los diferentes miembros de la familia les demostramos afecto pensando en qué les puede gustar. Una idea que considero muy efectiva es involucrar a los niños en la esencia de las fiestas: decorar la casa, preparar tarjetas navideñas para los tíos y abuelos hechas por ellos o hacerles un regalito personalizado a cada uno. 
Estos regalos pueden construirse con materiales reciclados, como un marco decorado con los elementos que ellos elijan o con fotos y dibujos hecho por los niños. El esfuerzo que el niño dedica a hacer estos regalos le está enseñando a valorar el tiempo, que al fin es el verdadero regalo y no tanto el valor económico del mismo.
Además, les haremos ver que muchas familias carecen de estos pequeños momentos que simplemente nos hacen la vida un poco mejor. Y aprenderán que gozar del calor de una familia o del abrazo de un amigo es el mejor regalo de las fiestas.
Dar a los niños la oportunidad de agradecer su suerte y provocar felicidad en otros será tan gratificante como verlos sonreír cada día y nos ayudará a construir un mundo mejor.
¡Feliz Navidad!

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